EL LANGOSTINO DEVOLVIÓ A CAMARONES SU LUGAR
Bahía Camarones supo ser un importante puerto de carga y descarga del que no quedan rastros. Ya trasformado en un pequeño balneario estival en los últimos años comenzó a recobrar vigor con la llegada del langostino. Un puerto activo, un pueblo colmado y trabajo para muchos.
En el kilómetro 1540 de la Ruta 3 el cruce de la Ruta Provincial 30 nos lleva al que fue el primer pueblo de la Patagonia, donde estuvo a punto de establecerse la Gobernación de Nueva León a principios del siglo XVI. A fines del 1800, Camarones se consolidó como un puerto de carga y descarga pero no pasaría mucho tiempo hasta que fuera desplazado por otros puertos de la región. A principio del siglo XXI tenía poco más de mil habitantes y la actividad en su puerto había decaído hasta prácticamente desaparecer; la mayoría de sus pobladores subsistían con la ayuda de un plan de asistencia del Estado. Entonces, solo podían aspirar a que llegaran visitantes en verano y alargaran su estadía hasta el concurso de pesca del salmón; pero la naturaleza le ha dado otra oportunidad a Camarones, colocándolo inesperadamente, otra vez, en el lugar de una importante terminal portuaria durante la temporada de langostino.
De la mano del langostino, Camarones ha dejado de ser un pequeño puerto olvidado, desprolijo y oscuro que casi por error era visitado por la flota fresquera, para transformarse en la puerta de entrada para unos 35 barcos que operan ininterrumpidamente en un muelle ordenado, luminoso y limpio, que brinda servicios de estiba las 24 horas del día. En los últimos años la población ha crecido, llegando a los 1.600 habitantes estables, a los que se suman trabajadores y empresarios que se instalan temporariamente, devolviéndole al pueblo el modesto esplendor que conoció en otras épocas.
Según los datos de coyuntura económica del último informe publicado por la Subsecretaría de Pesca, al 31 de junio de 2015 los desembarques en el puerto de Camarones habían alcanzado apenas las 395 toneladas; ya en 2016 la situación comenzó a mejorar y se registraron 3.064 toneladas y en 2017, hasta el momento, se llevan descargados cerca de 700.000 cajones, unas 14.000 toneladas del preciado crustáceo.
La actividad en este puerto siempre ha comenzado en el mes de mayo y si incluimos los datos hasta el 31 de julio, procesados por la Subsecretaría de Pesca, se hace más evidente el crecimiento que experimentó. En 2015, al 31 de julio se habían descargado 1.291 toneladas; en el año 2016 fueron 6.156,5 toneladas y en 2017, según los datos oficiales, 7.362 toneladas. Pero la diferencia es aún mayor si tomamos en consideración los datos aún no procesados que maneja la dependencia oficial de pesca provincial.
Los barcos que se encuentran operando en el puerto de Camarones durante la actual temporada son 33 y se esperaba la incorporación de nuevos buques para los próximos días. Las descargas de esta flota, conformada principalmente por fresqueros provenientes de la ciudad de Mar del Plata, ha generado empleo en la estiba de 57 personas que trabajan en cinco grupos de entre 12 y 13 estibadores; ganan a razón de $ 3 el cajón y no es raro que en un día lleguen a descargar tres barcos de alrededor de 2000 cajones cada uno. El guinchero gana $ 3,75 por cajón. Se estima que cualquier estibador ganará más de un millón de pesos en la temporada. Nada mal, aunque el trabajo sea sacrificado, y más si tenemos en cuenta que la Provincia de Chubut los subsidia el resto del año.
La intensa actividad en el puerto de Camarones le ha dado mayor vida al pueblo. Las casas preparadas para recibir turistas en verano hoy se encuentran ocupadas en su totalidad, los comercios apenas alcanzan a abastecer a los nuevos habitante temporarios y flamantes emprendimientos de servicios se han creado para atender a una población zafrera que debe lavar su ropa, reparar artefactos y comer.
Durante mayo, junio y julio gran parte del langostino que se procesa en tierra partió de este pueblo hacia Rawson, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia, donde se encuentran instaladas las plantas. Camarones no cuenta por el momento con instalaciones para procesamiento, pero algunos ya comienzan a contemplar la posibilidad de poner en funciones la planta abandonada de Argenova o construir una nueva.
El crecimiento de Camarones puede consolidarse, detenerse o directamente desaparecer; todo dependerá de las políticas pesqueras a nivel nacional que se terminen aplicando y de la defensa de sus recursos que pueda hacer la Provincia de Chubut. Al estar atado este crecimiento exclusivamente a la explotación del langostino, si no se cuenta con un plan de manejo que dimensione la pesquería y ajuste la presión pesquera a la disponibilidad del recurso, una vez más la Bahía puede quedar fuera del mapa portuario y arrastrar las expectativas de desarrollo e inclusión que hoy se están gestando.
FUENTE: REVISTAPUERTO.COM.AR