Costeros piden langostino para barcos sin permiso
Sebastián Agliano, gerente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera de Mar del Plata, solicitó al Consejo Federal Pesquero que se le otorgue un cupo de 3.000 toneladas de langostino a la Provincia de Buenos Aires para ser distribuido entre sus asociados que no cuentan con autorización de captura para esta especie.
Lo descabellado de la idea debía ser justificado de alguna manera y las cuestiones económicas y el máximo interés social, como siempre, son un argumento válido. También lo es el carácter extraordinario del pedido o de su concesión. Aunque todas las resoluciones transitorias de la pesca hayan demostrado volverse definitivas desde el momento de su firma.
“Este pedido es de carácter extraordinario, debido a la crisis económica y productiva que atraviesa la flota costera bonaerense. Sabido es que son muy pocos los buques costeros que cuentan con el permiso para capturar la especie en cuestión, por eso mismo el pedido es además excepcional, para aquellos buques que no cuenten con la habilitación correspondiente”, dice el documento al que tuvo acceso REVISTA PUERTO.
“Fundamentamos la petición ante el Consejo Federal Pesquero, que reserva parte de la Captura Máxima Permisible como método de conservación y administración, y tiene la facultad de priorizar su asignación hacia sectores de máximo interés social”, continúa diciendo; y luego remarca que ante la crisis “es de vital importancia que toda medida que sea de posible acción se lleve a cabo para colaborar”.
“En los últimos años, debido a las políticas de preservación del recurso durante la década del 90, se logró el recupero de la especie. Sabido es que el año 2016 dejó una temporada récord de langostino”. Eso dice la nota, pero en realidad no hubo un recupero sino un crecimiento de la pesquería y no como consecuencia de medidas conservacionistas sino de manejo: limitaciones al largo de eslora, la potencia, tiempo de arrastre, kilos por cajón, historial de captura, cupos en algunos casos y vedas móviles dinámicas para evitar el by catch.
Sin las medidas de manejo que permitieron tener una pesquería “exitosa”, la continuidad del éxito parece al menos incierta. A ello debe sumarse que el INIDEP durante años no realizó campañas y no pudo observar los cambios ambientales que se produjeron durante los años de explosión del langostino; por lo tanto esta abundancia no puede explicarse sino en lo imprevisible que es la naturaleza.
La abundancia está tapando la ineficiencia y puede ser peligroso; toda una industria se ha desarrollado de la mano del langostino y su caída puede hacer mucho ruido. Se está pescando sin reglas y en ese contexto todos se sienten habilitados a llevarse una parte del recurso. En 2015 se comenzaron a flexibilizar las medidas de manejo, a fines de ese año Moscuzza logró convertir un potero en langostinero y la flexibilización no cesó nunca. Seguir sin ordenar la pesquería parece suicida.
Obtenido de revistapuerto.com.ar